martes, 16 de octubre de 2018



El vejamen de un menor destapó el horror sufrido por sus primos y hermanos en manos del mismo "tío". 

La historia parece extraída de una película de terror, pero es una espantosa realidad a la que varios niños de una misma familia han sido expuestos por años, en un barrio de la zona sur de Cochabamba. Hace 24 años, un pedófilo logró ingresar a un grupo familiar de cuatro hermanas, al casarse con una de ellas. Nadie imaginaba entonces las consecuencias de esa decisión.

Gonzalo, hoy de 44 años, es un hombre alto y de contextura gruesa. Siempre fue muy mal hablado, casi grosero, pero se mostraba servicial y atento con sus suegros y cuñadas. "Siempre decía: 'Este mueble o este foco hay que arreglarlo, llámenme cuando necesiten ayuda, por favor", cuenta Julia (nombre cambiado), una de las hermanas. Por ello, nadie desconfiaba de él. Por años se dedicó a la venta de juguetes de Estados Unidos y luego se convirtió en técnico en celulares. Ambas actividades le permitían estar más tiempo en casa. Tuvo tres hijos con Diana (nombre cambiado), dos varones que hoy tienen 23 y 7 años, además de una mujer de 16. Las hermanas veían que Gonzalo era demasiado estricto con sus hijos. No los dejaba ir a fiestas ni salir. "Pensábamos que solo era sobreprotector", recuerda Julia.

A dos de las hermanas, a Diana y Amelia, sus padres les habían regalado terrenos que estaban ubicados lado a lado y las familias de las cuatro hermanas acostumbraban a reunirse para hacer pan, parrilladas, misas y fiestas. Elegían la casa de Amelia para cocinar juntas y, para que los hijos de todas no estén en riesgo de quemarse en el horno, los enviaban a jugar a la casa de al lado, de Gonzalo y Diana.

"Gonzalo decía que sufría de gastritis, así que comía un poco y se iba a su cuarto a descansar, pero en realidad iba tras los niños y nosotras no lo sabíamos", relata desconsolada Julia.

La pesadilla se destapó el 15 de julio de 2018 cuando la menor de las cuatro hermanas, Fiorella (nombre cambiado), revisó el celular de su hijo Luis (nombre cambiado), de 12 años, y descubrió imágenes y videos pornográficos. Luis no podía concentrarse, se había vuelto agresivo con sus hermanos menores, y no quería comer. No se abrió con su madre. Solo ante la insistencia de su padre el niño contó que esos videos se los mostraba su tío Gonzalo y que además le "hacía cosas".

El padre pensó que Luis mentía para evitar un castigo. Pero, cuando él le dijo: "No solo a mí me hace, sino también a Arturo (su hermanito de 7 años)", el hombre se espantó y lo oyó.

Según Luis, todo comenzó cuando él tenía cinco años (aunque Gonzalo admitió después que empezó cuando el niño tenía dos). "Él dice que le mostraba videos de hombres besándose y teniendo relaciones. Después pasó a los besos, toques. Le regalaba juguetes a cambio. Y con el tiempo llegó a la violación. Cuando lloraba, lo amenazaba".

Muchas veces Luis se quedó a dormir en casa del tío Gonzalo. Y aunque él se iba a descansar a un rincón, cerca de su prima Yesenia (hija de Gonzalo), el pedófilo iba a despertarlo a las 4 de la madrugada. "Me tapaba la boca y la nariz y me bajaba al primer piso, a la sala, para….", describe la criatura con palabras específicas. Luis y sus padres viven en otra ciudad de Bolivia y este año, en el Día del Padre, Gonzalo, que además es su padrino de bautizo, viajó allá a un congreso de técnicos. Salió a comer con Fiorella y su esposo, pero dijo sentirse mal por su gastritis y pidió la llave de la casa para volver. Intentó violar a Luis de nuevo, y este se resistió. Entonces lo amenazó con matar a su madre, y lo vejó.

Desesperados, los padres de Luis sentaron la denuncia en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen de Cochabamba. Ante una psicóloga, el niño dijo que él no era el único. Mencionó los nombres de varios de sus primos y de los hijos de un compadre de Gonzalo que también iba a las reuniones familiares. Las hermanas entraron en shock.

Luis añadió algo más. A Julia le dijo: "Tía, tu hijita Jessica (nombre cambiado), no te dirá nada a ti. Que su papá le pregunte. A ninguna de las mamás les dirán". Ninguna entendía el porqué. Después, se supo que Gonzalo tenía un arma de fuego escondida debajo de una tapa de cemento y que, delante de su hijo David (de 7 años), había cargado una a una las balas, para luego mostrarle un video en Youtube, en el que un hombre le dispara a la cabeza a una mujer. "Igualito le voy a disparar a tu madre si cuentas algo", amenazaba. A otros pequeños, no les mostraba el arma, pero sí les advertía con violar a sus madres al lado de ellos. "¿Te gusta lo que te hago? ¿No? Pues igualito le haré a tu madre y luego la voy matar".

"Para un niño, su madre es sagrada. Estos pequeños han callado, han aguantado todo por nosotras. Es un monstruo tan cruel, que manipuló a sus propios hijos y sobrinos con lo que más aman. No puedo reponerme, no podemos dejar de llorar estos meses", asevera Julia. Cuando la Policía aprehendió a Gonzalo en su puesto de técnico de celulares y se enteró de la denuncia de Fiorella, le restó importancia a su delito. "¿Es por lo que pasó con Luis? Ah sí, yo le hice eso. ¿Cuántos años es por eso? No creo que sea mucho", dijo en tono de mofa. Su laptop y su celular fueron secuestrados por la Policía, pero hasta la fecha no se ha revisado el contenido. Según los niños, ahí les mostraba los videos.

Luis está tan traumatizado que no permitió que un médico forense lo examinara. Sin embargo, su relato pormenorizado sirvió para que Gonzalo fuese imputado por violación, corrupción de menores y violencia física. En una audiencia cautelar, un juzgado ordenó su detención preventiva en el penal El Abra.

La hija de Julia, Jessica, de seis años, fue la segunda en hablar. Ella y su primo David, de siete años, el hijo de Gonzalo, siempre estaban juntos porque iban al mismo colegio. "Mientras las mamás hacíamos pan en el horno, él agarraba a mi hija y a David y los llevaba arriba. Mi niña contó que, si Gonzalo oía pasos subiendo las gradas, le subía el buzo y les pegaba en sus piernitas con los nudillos y les decía: '¡Calladitos!'. Y tenían que disimular sus lágrimas. Mi hijita tenía moretones y me decía que se caía, pero era este monstruo que me la golpeaba. Aún no le hicieron un examen forense a mi hija, exijo que la revisen", dice Julia. En presencia de la abogada de la Defensoría de la Niñez, Jessica le preguntó a Julia: "Mami, ¿acá van a venir todos los niños a los que el tío Gonzalo nos hacía cosas?". Luego, la niña contó que el tío Gonzalo nunca los dejaba jugar. "Con David ya habían planeado construir un robot que se parezca a un niño para que los deje tranquilos a ellos".

El tío Gonzalo también "agarraba" a Arturo, el hermano de siete años de Luis. No importaba cuánto corriera. En su declaración, Luis dijo que su prima Yesenia, la hija de 16 años de Gonzalo, "sabía todo" y que se daba cuenta cuando él se lo llevaba a la sala.

Llorando, su tía Fiorella habló con ella y Yesenia dijo varias cosas. "Mi sobrina le contó que no recordaba nada de su niñez. Solo tiene un recuerdo, a los 9 años, de haber despertado en la cama de su padre y de que él le dio un puñete en la cabeza. Cuando ella volvió en sí, su ropa interior y buzo estaban a un lado. Fue al baño y tenía sangre en sus partes íntimas. Ella dice que no recuerda lo que le hizo, pero su padre le ordenó que dejara siempre la puerta abierta de su cuarto.

Ella la cerró una noche y él le dio un puñete tan fuerte en el estómago que tuvieron que llevarla a un hospital porque no dejaba de vomitar. Desde entonces, no cerraba su puerta. Tampoco le han hecho un examen forense", dice Julia.

Yesenia también le contó a su tía Fiorella que su hermano mayor, Beto, de 23 años, se resignó a la vida que les tocó. "Mi sobrino le había dicho a su hermana: 'Yesenia, tenemos que renunciar a la idea de tener hijos. Si nos casamos, nuestras parejas querrán tener hijos y no podemos tenerlos porque el papá les hará cosas. Él saldrá de la cárcel y va a volver acá. Vamos a tener que cuidarlo, es nuestro padre, es nuestra obligación. Ya estamos sucios. Ahora hay más niños. ¿Te imaginas lo que yo sufrí cuando tú no habías nacido? Yo era solito".

Ninguno de los primos ha sido sometido a exámenes forenses porque en los test psicológicos iniciales no se detectaron señales de alerta. "Están aterrorizados y no han dicho nada a las psicólogas, pero han hablado con las tías. Esto es una tragedia. En El Abra hay niños también, este monstruo es un peligro y necesitamos ayuda".

Psicóloga forense: "Un varón con este perfil es de alta peligrosidad criminal"

Este diario describió el caso del "tío Gonzalo" a la psicóloga clínica forense Rocío Lorena Cox y ella, interpretando el modo de operar, las frases y la conducta de este hombre, advirtió que existen varios signos de alerta que lo muestran como un psicópata de alta peligrosidad criminal. Lógicamente, será necesario someter a un peritaje psicológico al detenido para confirmarlo.

De manera general, los psicópatas deben ser evaluados en tres aspectos: psicológico, biológico y social. En el ámbito biológico pueden tener anormalidades neurológicas y disfunciones orgánicas y cerebrales. Otros psicópatas pueden tener lesiones cerebrales causadas por golpes durante la infancia o accidentes. Todo ello puede influir en el desarrollo de conductas impulsivas y agresivas que no hallan límites en sus desviaciones.

En el ámbito psicológico es necesario estudiar su relación con su madre, como primer referente de un comportamiento polarizado. "Hay madres que crian hijos socapándoles conductas un día y castigándoles con excesiva violencia al otro. Hay que identificar otros eventos traumáticos como una violación". En el plano social, estos hombres, que ya han desarrollado parafilias, que pueden tener desde una desviación sexual hacia los niños, hasta otras como la necrofilia, la zoofilia. No hay límites para ellos. Sin embargo, les cuesta tener un vículo sentimental. Si mantienen una pareja estable, solamente lo hacen por apariencia social y por un interés adicional, que en el caso del tío Gonzalo puede estar relacionado con el fácil acceso a varios niños.

Cox cree que el detenido ha tenido que desarrollar una conducta agresiva hacia su esposa e hijos para intimidarlos. Por ello no lo denuncian. Toda la familia cumple formalidades, pero con distintas motivaciones: control del poder, miedo, seguridad económica. Por los relatos de los niños y adolescentes, el tío Gonzalo ya ha desarrollado un modo de operar delincuencial. La entrega de regalos y dinero en primera instancia, luego la intimidación física y sexual. Todo esto dificulta que las víctimas denuncien, por el terror que le tienen.

Si estos menores no reciben terapia, pueden convertirse en violadores, seres violentos o víctimas pasivas. Las consecuencias pueden ser catastróficas. "Por las descripciones, este hombre ha tenido que desarrollar ira, hostilidad, es perverso y sus grados de estimulación y satisfacción no son los mismos cuando repite conductas, por ello debe idear nuevas formas de abuso, cada vez más morbosas. Ya ha jugado con eso al intimidar con una pistola y mostrar videos de muertes de mujeres para intimidar. No hay nada más morboso para estas personas que ligar el sexo a la muerte".

La profesional, que tiene una maestría en Psicología Forense, Medicina Legal y Ciencias Policiales, afirma que el pedófilo es egocéntrico, sabelotodo, puede aparecer como orientador y defensor de valores delante de la familia, pero es un mentiroso patológico para beneficiarse a sí mismo. "No tiene remordimiento y volverá a violar porque los psicópatas no tienen cura. Solamente planificará mejor, para no ser sorprendido de nuevo", advirtió la perito.

0 Posbilidad de curarse

Los psicópatas no pueden ser curados. Son inteligentes y utilizan la nueva información para planificar mejor sus delitos y no ser sorprendidos. Son promiscuos, tienen una afectividad plana, no sienten culpabilidad, tienen falta de empatía hacia sus víctimas.

Cuidado

Las reuniones de familias ampliadas son muchas veces usadas por los pedófilos encubiertos para vejar a los niños, aprovechando la falta de vigilancia de los otros padres.

Exigen cambiar investigador y acelerar la pesquisa

Julia no está en paz con el avance de las investigaciones. El 16 de julio de 2018 Gonzalo fue aprehendido y enviado a El Abra. Sin embargo, casi tres meses después, aún no se ha sometido a exámenes forenses a los niños, ni se ha extraído la laptop y el celular del detenido. Tampoco se toma declaraciones con prontitud. "Yo he dejado de trabajar para agilizar este tema. Pero no veo buena respuesta del investigador. Él me dice que si la esposa de Gonzalo no quiere denunciar lo de sus hijos, no se puede hacer nada; que seguramente este hombre fue violado. Cuando llevamos a alguien a declarar él nos dice que está lejos, o se va a jugar fútbol y deja a otra persona que no sabe qué preguntas hacer. Esto es una tragedia para nosotros, pero para él no tiene importancia. Queremos su cambio", sostuvo.

El jefe de la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia, Juan Carlos Sánchez, dijo que ya instruyó que se revise el caso y, si es necesario, también se pedirá el cambio del investigador policial. Sostuvo que en los primeros test psicológicos algunos de los niños entrevistados no mostraron síntomas del abuso, pero se efectuará una valoración más profunda. "Yo estoy desesperada. Necesito darles la certeza a mis hijos y mis sobrinos de que este monstruo no saldrá de la cárcel. Solo así algunos de ellos hablarán", dijo Julia.

Fuente.

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